Catástrofes, ictus pediátricos o la Covid-19 han sido algunos de los principales temas tratados
Más de 2.000 radiólogos españoles y americanos han participado, del 19 al 26 de mayo, en el 35º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), que se ha convertido en el primer congreso virtual de la historia de la radiología española.
Con más de 250 ponentes y moderadores participando en 58 sesiones científicas emitidas de forma simultánea, se han abordado las últimas novedades en radiología en aspectos como la Inteligencia Artificial (IA) o la radiómica.
Resumimos, a continuación, tres de los principales temas tratados en el Congreso.
Los profesionales de la radiología analizan el papel de la imagen en la crisis covid-19
En la sesión monográfica ‘Pandemia COVID-19. La imagen en la crisis’, radiólogos y técnicos de radiodiagnóstico de distintos hospitales de todo el país han compartido el conocimiento adquirido y las experiencias vividas durante la crisis sanitaria.
Las pruebas de imagen han estado en el centro de la respuesta terapéutica durante la pandemia por COVID-19 y tienen un papel fundamental en el seguimiento de las complicaciones y secuelas en los pacientes que han padecido la enfermedad:
- La radiografía de tórax no se utiliza como medio diagnóstico en sentido estricto, sino para confirmar la sospecha clínica mientras llegan los resultados de la PCR y, sobre todo, para evaluar la gravedad del paciente así como criterio de ingreso.
- Respecto al papel de la Tomografía Computarizada (TC) se utilizó en los inicios de la crisis como método diagnóstico rápido cuando no había otros recursos, llegando a encontrar hallazgos en más de un 40% de asintomáticos. Actualmente, la TC solo está indicada cuando hay discrepancia clínica, analítica y radiológica y puede ser un falso negativo, o cuando hay sospecha de complicaciones. La TC también ayuda a detectar algunas complicaciones en el pulmón de los pacientes con COVID-19.
- La ecografía pulmonar también está siendo muy utilizada, sobre todo en pacientes de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), por ser una técnica sencilla, barata, muy accesible para estudiar a pie de cama o en el domicilio del paciente, pero también para seguimiento y pronóstico de pacientes pediátricos y mujeres embarazadas, al no utilizar radiación.
Además, es necesario un seguimiento radiológico posterior, ya que el 40% de los pacientes que han padecido la COVID-19 tienen secuelas a los tres meses del alta, sobre todo vidrio deslustrado, engrosamientos o bronquiectasias.
En cuanto al impacto real de la reducción de la actividad de los servicios de radiología, aún se desconoce pero ha habido consecuencias en la interrupción de tratamientos y retrasos en iniciarlos.
El 96% de las víctimas de una catástrofe necesita una prueba radiológica urgente
Casi la totalidad de las víctimas de una catástrofe necesita alguna exploración radiológica urgente cuando se trata de lesiones traumáticas. Por ello, en este escenario la actuación del servicio de radiología juega un papel crucial tanto para identificar lesiones, establecer un diagnóstico rápido y preciso y dirigir el tratamiento óptimo, como para apoyar o corregir el triaje clínico inicial.
La posibilidad de un incidente con múltiples víctimas traumatizadas, quemadas, contaminadas, intoxicadas o infectadas, es una amenaza para la que el servicio de radiología ha de estar preparado y contar con una ruta de actuación con el fin de que la radiología no sea el cuello de botella de la atención en una catástrofe.
En la sesión ‘Incidentes con múltiples víctimas. Te puede pasar a ti’ del Congreso, se sugiere también que, para poder realizar una correcta identificación de lesiones inicial es necesario tener previsto desplazamiento de equipos portátiles a las áreas de expansión de críticos, para su evaluación inmediata, así como un plan conocido, ensayado e integrado, que ofrezca una respuesta ordenada, proporcional a la situación y eficiente en el tiempo.
Más del 50% de los ictus en niños se diagnostican tarde y dejan secuelas de por vida
En la sesión científica ‘Código Ictus pediátrico: diagnóstico’ se habla de un desconocimiento generalizado del ictus pediátrico así como de que para evitar un diagnóstico tardío del mismo hay que aumentar el índice de sospecha entre padres y médicos.
Para ello se deberá implantar guías clínicas, protocolos y códigos ictus que ayudarán a la concienciación.
Y casi tan urgente como diagnosticar el infarto va a ser establecer su etiopatogenia ya que el tratamiento será muy diferente en cada caso. En este tema, la resonancia es la prueba radiológica que va a ser de más ayuda.
Entre los factores de riesgo en el niño, que son muy numerosos y diferentes a los del adulto, destacan la arteriopatía post varicela, disecciones arteriales, anemia de células calciformes, cardio-embolismo o incluso casos de etiología indeterminada, así como multifactoriales. Estos últimos pueden darse en niños con enfermedades hematológicas, genéticas o metabólicas.