La resonancia magnética y el autismo tienen una relación más estrecha de lo que parece, y es que según un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte a través de imágenes con resonancia magnética (RM), se podría detectar el autismo precozmente en bebés.
¿Cómo la RM puede detectar precozmente el autismo?
Los investigadores han estudiado la corteza que recubre el cerebro humano (estructurada en una especie de pliegues) a través de resonancias magnéticas y han examinado: su volumen, el área de su superficie y el espesor medio de la corteza cerebral.
El equipo liderado por Heather Cody Hazlett realizó resonancias magnéticas a bebés de 6, 12 y 24 meses de edad que tienen hermanos mayores con TEA (ya que tienen más probabilidades de padecer este trastorno debido a su perfil hereditario y, por tanto, se les considera un grupo de alto riesgo) y en niños que no tienen hermanos con este trastorno psicológico.
Este estudio publicado en la revista Nature, ha revelado que durante el primer año de vida, la superficie de algunos de esos pliegues crece por encima de lo normal en los casos en que el diagnóstico acaba siendo positivo. Es decir, el cerebro de los niños con TEA crece más rápido que los niños sin TEA entre los 12 y los 24 meses de edad y, a su vez el aumento global del volumen del cerebro coincide en el tiempo con la detección de déficits sociales en el comportamiento relacionados con el autismo.
Así pues, detectar el aumento de la superficie de esas áreas del cerebro durante el primer año de vida podría permitir identificar antes a los niños con TEA y como bien dice la autora de la investigación, Heather Cody: “Si podemos identificar estos niños antes de que presenten síntomas podemos empezar a intervenir más temprano, antes de que las diferencias en el cerebro y el comportamiento tengan la oportunidad de consolidarse”
A modo de conclusión y en relación a lo que Heather Cody afirma, debemos destacar la importancia de la detección precoz del autismo, ya que cuanto antes se empiece con la estimulación y las intervenciones necesarias, mayor probabilidad habrá de mejorar los resultados de los tratamientos en los niños.